El uso del portafolio de evidencias de aprendizaje es una manera de promover la mejora de la práctica profesional, ya que sobre todo es una herramienta que permite la autoevaluación e identificación de crecimiento en competencias. De acuerdo con Hernández (2013) el portafolio se basa en la idea de mostrar la evolución del aprendizaje del estudiante a lo largo de un periodo, por lo tanto, además de almacenar todas las evidencias y permitir su consulta de forma ágil e integral, retroalimentara al docente del avance del grupo y de cada individuo en particular, para que en cualquier momento, resulte evidente su crecimiento a lo largo del mismo.

 

Uno de los principios pedagógicos clave del Plan de estudios 2011 es Evaluar para aprender, el cual no se refiere únicamente a la valoración de los avances de los alumnos, sino también a la evaluación docente como una actividad de mejora continua, la cual trae consigo una gran diversidad de beneficios en quienes la practican, Ceballos (2014) menciona entre algunos otros, que este tipo de valoración permite generar mecanismos autoreflexivos, metacognitivos y autorregulativos, desarrollar una actitud crítica y reflexiva al emitir juicios de valor en aquellos aspectos en los que debe mejorar y Fortalecer la capacidad de conciencia al utilizar los resultados de este proceso, con miras a un nuevo aprendizaje permanente, pues en la formación continua del docente, la autoevaluación es un elemento que permite en éstos reconducir, reorientar y reelaborar su enseñanza hacia el logro de los objetivos.

 

Por tanto, la elaboración de este trabajo conlleva al alumno normalista a desarrollar dichos procesos desde la selección de las evidencias que presenta, pues le permite realizar comparaciones entre el antes y el ahora, identificar aciertos y errores reflexionando sobre los mismos, confrontar sus acciones y producciones con el deber ser, así como retroalimentar y reconstruir su práctica. De tal manera en un solo producto se sintetizan y plasman  conocimientos, habilidades, actitudes y valores necesarios (competencias profesionales) para ejercer la profesión docente y desarrollar prácticas en escenarios reales, tal como lo establece su perfil de egreso.